Deporte y telefonía

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Los proveedores de fibra y telefonía como Oroc, saben bien que su sector siempre va a estar en expansión. Nuestro día a día, esta siempre gobernado y dirigido por los teléfonos móviles, nuestros inseparables compañeros, nos guste, o no. Es tal la dependencia generada hacia ellos que no podemos desprendernos de su compañía ni para practicar deporte. Puede parecer una exageración, pero la realidad es esa, hasta para salir a correr o ir al gimnasio, dependemos del teléfono móvil. Eso es debido a sus múltiples funciones obviamente, aunque a veces, se nos pueda olvidar que estamos corriendo y no es conveniente escribir mensajes al mismo tiempo.

Siendo conscientes de que son muchas las personas que disfrutan haciendo deporte y enredando con su smartphone, hemos considerado acertada la idea de escribir al respecto. En este artículo, pretendemos aportar algunos consejos sobre el uso del teléfono durante la práctica deportiva. Si no puedes desprenderte de él, utilízalo con cabeza.

Como bien sabemos, los teléfonos ofrecen numerosas posibilidades: música, monitorización de resultados, previsión del tiempo, conectividad (algo que incluye la opción de contactar con los servicios de urgencia si tropiezas). El uso del móvil, se encuentra especialmente extendido en disciplinas deportivas como el running o el ciclismo. Se entiende que debido a que no hay mucho riesgo, ni contacto en ellos, por lo que puedes llevarlo fácil y cómodamente en el brazo, por ejemplo. En cualquier caso, cada vez son más los deportistas que aprovechando la flexibilidad y opciones que ofrecen los teléfonos de última generación a la hora de hacer deporte, se lo llevan puesto.

No obstante, hay que tener presente que, una mala utilización de los dispositivos durante la práctica del deporte en cuestión, puede conllevar alguna avería en el mismo. En este sentido, las empresas encargadas de reparar los teléfonos averiados, hacen su agosto al tiempo que advierten a los deportistas de los riesgos y como prevenirlos.

Tomamos nota de sus consejos y los compartimos con todos aquellos interesados en hacer deporte sin desprenderse de su smartphone.

Más vale prevenir, protección, ante todo

La premisa básica en este asunto es proteger el teléfono ante todo y, eso implica no someterlo a riesgos innecesarios. Es decir, si vas a practicar un deporte acuático, por ejemplo, mejor déjalo en tierra. Sin llegar a ese extremo, hay que saber que, guardar el teléfono en el bolsillo, no estamos haciendo lo correcto; llevándolo en la mano, tampoco. En el primer caso, aumentan las posibilidades de que caiga al suelo. En el segundo, la transpiración inherente a la práctica de ejercicio físico, puede ser absorbida por el celular, provocando graves problemas de funcionamiento.

En consecuencia, uno de los utensilios más útiles y prácticos que se pueden adquirir y, conviene hacerlo, si se va a realizar deporte teléfono en mano, son los brazaletes. Pero no vale cualquiera. Es fundamental que cumpla con una serie de requisitos como que sea impermeable (no solo frente a la lluvia, también frente al sudor), que este fabricado en un material resistente y cómodo, a la par que adaptable al tamaño y forma del teléfono. Si además, es reflectante, tendremos un plus de seguridad añadido.

Hacer deporte es algo que debe realizarse sintiéndose cómodo. Si llevas tu teléfono, debes sentirte igualmente cómodo con el y tener la certeza de que esta a salvo. Aumentar el ritmo y la intensidad de forma rápida y no gradual, puede hacer posible que el teléfono sufra daños o caídas inesperadas al suelo. Una mala caída puede hacer que se rompa la pantalla o se produzcan otra serie de averías. Por lo tanto, mantener el control es fundamental. Nada de cambios bruscos de intensidad sin contar con que llevamos un aparato delicado a nuestro cargo.

Estos tres puntos, son elementales para poder practicar deporte sin que el teléfono, sufra riesgos innecesarios. A la hora de salir a correr, montar en bicicleta o actividades similares, indudablemente, la compañía del teléfono móvil, puede ser una excelente opción. A parte de estar comunicado en caso de necesidad, puedes monitorizar la actividad, escuchar música, e incluso grabar tu sesión.

Si además dispones de aplicaciones deportivas específicas, la actividad deportiva será más sencilla, apasionante y estimulante. Algunas aplicaciones pueden ser Endomondo que actúan como un entrenador personal de bolsillo y ofrece opciones para multitud de deportes, puedes planificar entrenamientos, revisar marcas y compartir logros en redes sociales. De características similares, Runtastic se enfoca en deportes aeróbicos, propone retos, gráficas, objetivos, etc. Para los que acuden al gym, también existen aplicaciones que hacen del teléfono un compañero indispensable. Estas apps ofrecen rutinas de ejercicios, guías y recomendaciones.

El riesgo inherente al teléfono móvil

Todo lo que hemos comentado está muy bien. Es cierto que se puede practicar deporte llevando el teléfono, es cierto que si llevas el teléfono a la hora de hacer ejercicio hay que protegerlo y, es cierto que existen numerosas aplicaciones destinadas a facilitar la tarea de hacer ejercicio.

Ahora bien, llevar el teléfono en el coche mientras conduces, esta muy bien. Puede considerarse necesario e, incluso obligado. Sin embargo, utilizarlo mientras se conduce conlleva un riesgo que puede derivar en graves consecuencias. Lo mismo sucede con la práctica deportiva y el uso del teléfono.

Como decíamos al principio de este post, los teléfonos móviles forman parte inevitable de nuestra vida. Son tan indispensables que, nos resulta raro comprobar que alguna persona no posea o utilice un smartphone. Esta ampliamente demostrada su utilidad, por lo que se han convertido en herramientas beneficiosas para nuestras actividades cotidianas. Pasando de ser dispositivos para comunicarse a no poder comunicarse si no es a través de ellos.

No obstante, pese a las virtudes de la telefonía móvil, los dispositivos, son un arma de doble filo que presentan, a su vez, efectos muy negativos sobre nuestra salud mental y física. Esto es un hecho contrastable y fácilmente observable, con independencia de los numerosos estudios que, la ciencia ha llevado a cabo.

A razón de lo que venimos hablando en este post, la ciencia ha culminado numerosos estudios, en los que los protagonistas son los dispositivos electrónicos y el deporte. Una investigación reciente, no solo afirma que el uso de dispositivos durante ele entrenamiento, afecta notablemente al equilibrio y la estabilidad. Ni más ni menos que un cuarenta y cinco por cien más que a aquellas personas que no prestan atención al móvil. Se ha comprobado que hablar es menos nocivo que enviar mensajes, aunque ambas actividades afectan la capacidad de equilibrio de los deportistas, lo que aumenta el riesgo de sufrir caídas, lesiones musculares y esqueléticas.

En dicha investigación, el dos por ciento de los participantes, tuvieron que abandonar la prueba, debido a la aparición de dolores lumbares o de rodilla, a consecuencia de la desconcentración sufrida durante la sesión de entrenamiento.

Otro estudio, comprobó que, enviar mensajes de texto mientras se lleva a cabo una sesión de entrenamiento, provoca una notable disminución de la intensidad del ejercicio. Los sujetos vinculados al dispositivo durante al menos veinte minutos, estuvieron en la zona de baja intensidad al menos diez y solo siete participantes, se mantuvieron en la zona alta. Aquellos participantes que entrenaron sin teléfono móvil, estuvieron durante trece minutos en la zona de alta intensidad, constituyendo un entrenamiento más efectivo.

Por otro lado, aquellos que no se separan del teléfono, efectúan un menor gasto calórico durante las sesiones de entrenamiento.

De todos los aspectos tenidos en cuenta, uno de los más destacables, es sobre como afecta a la resistencia. Se tiene la errónea creencia de que los jóvenes nacidos en esta era digital, son capaces de permanecer en modo multitarea, cuando la realidad es bien distinta. Si observamos estos impactos en la gente joven, los mayores seguramente, se vean más afectados.

En conclusión, de los estudios realizados, se desprenden tres factores clave que hay que tener en cuenta:

  • Enviar mensajes de texto o leer en el teléfono durante la práctica de ejercicio, puede empeorar el equilibrio hasta en un cuarenta y cinco por cien y disminuir el rendimiento y la intensidad de la actividad. Con lo que subirse a correr a la cinta con el móvil en la mano, no es buena idea.
  • Hablar por teléfono mientras se hace deporte, afecta en casi un veinte por cien la estabilidad, algo menos de lo que afecta cuando se envía un mensaje, pero lo suficiente como para que el ejercicio pierda su efectividad.
  • Correr en la cinta o por la calle, con el teléfono en la mano, incrementa sustancialmente el riesgo de padecer caídas, lesiones y torceduras de tobillo.

Los estudios también arrojan datos positivos como el hecho de que escuchar música durante el entrenamiento, no solo carece de efectos negativos para la salud, si no que ayuda a mejorar la concentración, aumenta la intensidad del ejercicio y mantiene estables los niveles de estrés. Lo que podemos traducir en que la mejor manera de utilizar el teléfono en el deporte es a modo de reproductor de música, siendo la combinación perfecta: ejercicio y música, siempre y cuando no haya que prestar atención al cambio de canciones o emisoras.

 

 

 

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