Cómo injertar tus propias vides: una guía paso a paso.

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Injertar vides es una actividad fascinante que, aunque puede parecer compleja al principio, se convierte en una experiencia bastante gratificante una vez que dominas los pasos. Además, es una excelente manera de ampliar tu jardín o viñedo, ya que puedes cultivar nuevas plantas a partir de las existentes. Si alguna vez has pensado en aprender a injertar tus propias vides, has llegado al artículo correcto. Aquí te explicamos cómo hacerlo, paso a paso, de manera sencilla y accesible.

¿Por qué injertar vides?

Injertar vides tiene muchas ventajas. Al injertar una planta, aprovechas las mejores características de dos plantas diferentes: el portainjerto y el injerto. El portainjerto suele ser una variedad más resistente y adaptada a diferentes condiciones del suelo o al clima, mientras que el injerto proporciona la calidad de la variedad de uva que deseas cultivar. Por ejemplo, si te gustaría cultivar una variedad específica de uva para hacer vino o simplemente disfrutar de sus frutos, puedes injertarla sobre un portainjerto que se adapte mejor a tu terreno.

Además, el injerto permite que las plantas se desarrollen más rápido y te ayuda a mantener las características deseadas de la planta madre. Si te preguntas si este proceso es algo para ti, la respuesta es sí. Con paciencia y los materiales adecuados, puedes lograrlo en tu propio jardín o huerto.

¿Qué necesitas para injertar vides?

Antes de empezar, es fundamental tener a mano todos los materiales y herramientas necesarias. Esto facilitará mucho el proceso y garantizará que todo vaya bien, evitando imprevistos y asegurando el éxito del injerto. Aquí te dejamos una lista de lo que necesitas:

  • Vid madre: una planta saludable de la que sacarás los esquejes para injertar. Asegúrate de que esté libre de enfermedades y que sus ramas sean fuertes.
  • Portainjertos: son las plantas que se usarán como base para tus injertos. Es importante elegir una variedad adecuada que sea compatible con la vid madre, además de considerar las condiciones de tu suelo y clima.
  • Cuchillo afilado o tijeras de podar: es imprescindible que las herramientas estén bien afiladas para hacer cortes limpios y evitar dañar las plantas. La precisión en el corte es clave para una buena unión.
  • Cinta para injertos: la cinta especial ayuda a mantener el injerto en su lugar y evita que se seque. Además, permite que la planta cicatrice correctamente, facilitando su adaptación.
  • Cera o pasta sellante: esta pasta es necesaria para cubrir el corte y protegerlo de infecciones o desecación. Es importante usar productos específicos que no dañen la planta.
  • Guantes: aunque no es imprescindible, los guantes protegerán tus manos mientras manipulas las plantas y las herramientas, evitando posibles heridas o infecciones.

Recuerda que la elección de los materiales adecuados y un buen manejo durante el injerto son esenciales para que el proceso sea exitoso.

Paso 1: Elige el momento adecuado.

El momento ideal para injertar vides depende de varios factores, pero lo mejor es hacerlo durante el invierno o a finales de invierno, cuando las vides están en reposo vegetativo. Durante esta época, las plantas están menos activas, lo que reduce el riesgo de infecciones y facilita la recuperación de los cortes. Sin embargo, el injerto también se puede hacer a principios de la primavera, justo antes de que comience el crecimiento activo de la planta.

Es importante elegir esquejes que estén sanos y fuertes, sin signos de enfermedades ni plagas. Si cortas un esqueje de una planta enferma o debilitada, el injerto podría no desarrollarse correctamente.

Paso 2: Prepara el esqueje.

El siguiente paso es cortar el esqueje de la planta madre. Utiliza tu cuchillo afilado o tijeras de podar para cortar un trozo de madera que tenga entre 15 y 30 cm de longitud, y que sea del grosor de un lápiz. Asegúrate de cortar el esqueje justo debajo de un nodo, ya que es desde allí donde surgirán las raíces.

Cuando cortes el esqueje, asegúrate de que el corte sea limpio y recto. Evita que el esqueje se aplaste o se rasgue, ya que esto dificultaría su unión con el portainjerto. Una vez que tengas el esqueje, colócalo en un recipiente con agua para mantenerlo hidratado mientras sigues con el proceso.

Paso 3: Prepara el portainjerto.

El portainjerto es la base sobre la que se injerta el esqueje, y es igual de importante que el esqueje mismo. Elige un portainjerto que se adapte bien al tipo de suelo y clima en el que se encuentra tu jardín o huerto. Para evitar dudas sobre qué tipo de portainjerto es el más adecuado para tus condiciones, los profesionales de Plantvid afirman que es clave elegir variedades que se adapten bien a las diferentes situaciones climáticas y del terreno.

El portainjerto debe estar libre de cualquier enfermedad o plaga. Realiza un corte en la parte superior del portainjerto, donde vas a unirlo con el esqueje. Este corte debe ser limpio, y lo mejor es hacerlo de forma diagonal, para que haya más área de contacto entre ambos trozos.

Paso 4: Realiza el injerto.

Hay varios tipos de injertos, pero el más común para las vides es el injerto de “lengua” o injerto en hendidura. Este tipo de injerto asegura un buen contacto entre el portainjerto y el esqueje, lo que facilita la unión de las dos partes. A continuación, te explicamos cómo hacerlo:

  1. Haz un corte en diagonal en el extremo del esqueje para crear una «lengua». Este corte debe ser suave y no demasiado profundo, de modo que la parte cortada encaje perfectamente en el corte del portainjerto.
  2. Realiza un corte en hendidura en el portainjerto, asegurándote de que el corte sea lo suficientemente grande como para que el extremo cortado del esqueje encaje bien. La hendidura debe tener la misma longitud que el corte en el esqueje, para que ambos se unan correctamente.
  3. Une las dos partes con cuidado. El corte del esqueje debe encajar perfectamente en la hendidura del portainjerto, asegurando que la parte interna del esqueje esté en contacto con la parte interna del portainjerto. Si el injerto se hace correctamente, las dos partes deben quedar alineadas.

Paso 5: Fija el injerto.

Una vez que el injerto esté unido, es importante asegurarlo bien para que no se mueva. Utiliza la cinta para injertos para envolver el injerto de forma firme. La cinta debe estar lo suficientemente ajustada para mantener el injerto en su lugar, pero no tanto como para cortarlo o dañarlo.

Después de envolverlo con la cinta, cubre los cortes con cera o pasta sellante para evitar que el aire, la humedad o las infecciones afecten al injerto. Este paso es necesario para asegurar que el injerto se desarrolle correctamente. La cera o pasta sellante también protege la herida de la desecación, algo muy importante en climas secos.

Paso 6: Cuida el injerto.

Después de injertar la vid, necesitarás ser paciente. El injerto debe mantenerse en un lugar cálido y protegido para asegurar que se recupere y comience a crecer. Durante las primeras semanas, asegúrate de mantener el injerto a una temperatura estable, sin exponerlo a heladas o temperaturas extremas.

Es fundamental que el injerto reciba suficiente humedad, pero sin que se encharque. Puedes rociar la zona alrededor del injerto con agua, pero sin mojarlo directamente, para evitar que se produzca moho o pudrición.

A medida que pasa el tiempo, observa la evolución del injerto. Si ves que empieza a brotar, significa que el injerto ha tenido éxito. Sin embargo, si no ves ningún crecimiento después de unas semanas, es posible que el injerto no haya prendido, y tendrás que intentarlo nuevamente.

Paso 7: Trasplante y mantenimiento.

Una vez que el injerto ha crecido lo suficiente y la nueva planta ha establecido sus raíces, puedes trasplantarla a su ubicación final en el huerto o jardín. Asegúrate de elegir un lugar que reciba suficiente luz solar y tenga un suelo bien drenado. La vid necesita espacio para crecer, así que ten en cuenta el tamaño que alcanzará cuando madure. Recuerda que, aunque el injerto ha tenido éxito, necesitarás continuar cuidando tu planta para que se desarrolle correctamente. Esto incluye regarla adecuadamente, podarla cuando sea necesario y asegurarte de que no tenga plagas o enfermedades. También es recomendable añadir abono orgánico de vez en cuando para mantener la fertilidad del suelo. Al trasplantar, asegúrate de que la planta esté bien protegida de vientos fuertes o heladas tardías, ya que los brotes jóvenes son muy sensibles a estos factores.

Paso 8: Disfruta de tus vides injertadas.

Finalmente, cuando tus vides injertadas comiencen a producir frutos, podrás disfrutar de la satisfacción de haber creado tu propia planta de uva. Ya sea para hacer vino, comer uvas frescas o simplemente disfrutar de su presencia en tu jardín, ver el resultado de tu trabajo será una de las experiencias más gratificantes. Además, podrás compartir los frutos con tus seres queridos, lo que hará que la experiencia sea aún más especial. Cuidar y ver crecer tus vides será un recordatorio constante de lo que se puede lograr con paciencia, dedicación y conocimiento.

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