Cuando quieres hacerte una sesión de embarazo, te preguntas: ¿y qué me pongo? Puedes optar por algo romántico, por algo más natural, por algo elegante o incluso por algo divertido. Lo que elijas hará que te sientas cómoda, y eso se nota muchísimo en las imágenes.
La ropa te ayuda a moverte sin estar pendiente de si se arruga o si aprieta. Y aunque parezca un detalle menor, no lo es. Si algo aprieta o te incomoda, en las fotos se verá reflejado en tu cara o en tu postura, por eso merece la pena dedicar un rato a pensarlo.
No hace falta gastar un dineral. Muchas veces lo mejor lo tienes ya en tu armario. La idea es buscar prendas que te representen, que vayan con tu estilo y que te hagan sentir tú misma. Aquí la clave no es disfrazarse ni ponerse algo que nunca usarías en tu vida real.
Vestidos largos, cortos y entallados: lo que nunca falla
Los vestidos suelen ser la primera opción, y tiene sentido: son cómodos, se adaptan bien a la barriga y quedan genial en cámara. Dentro de los vestidos, hay varias opciones que conviene tener en cuenta.
Los largos y vaporosos son perfectos si buscas un aire natural. Con ellos puedes moverte, girar y dejar que el viento juegue un poco. Además, suelen alargar la figura, lo que estiliza mucho. Si la sesión es en la playa o en un campo abierto, este tipo de vestidos encaja de maravilla.
Los entallados, en cambio, destacan la silueta. Aquí la barriguita queda protagonista absoluta. Son ideales para las que quieren mostrar sin miedo cómo ha cambiado el cuerpo. Si el tejido es elástico y natural, mucho mejor, porque no te va a limitar.
También están los vestidos cortos, que no se mencionan tanto, pero son una buena opción. Eso sí, funcionan mejor en interiores o en días que no haga demasiado frío. Dan un toque juvenil y desenfadado, sobre todo si los combinas con un cárdigan o una chaqueta ligera.
Un truco que nunca falla: llevar dos estilos de vestido distintos. Uno largo y suelto, otro entallado. Así puedes jugar con ambos en la sesión y tener fotos totalmente diferentes.
¿Qué ponerte en la playa?
La playa es uno de los escenarios más buscados para este tipo de sesiones, y no es casualidad. La luz, el mar y la arena tienen algo que hace que todo se vea más especial. Pero claro, hay que pensar muy bien qué ponerse, porque no es lo mismo posar en un estudio que con los pies metidos en el agua.
La ropa tiene que moverse. Vestidos largos, con telas ligeras y que se adapten al viento son la mejor opción. Los tonos suaves como el blanco, el arena o los azules claros combinan genial con el mar y la arena. También los tonos pastel se ven muy bien, porque no compiten con el paisaje.
Si prefieres algo más entallado, un vestido ajustado en algodón o lino queda espectacular, sobre todo cuando empieza a caer el sol y la luz es más cálida. Y si no tienes problema en enseñar un poco más de piel, un bikini o un bañador pueden ser el toque espontáneo de la sesión.
La fotógrafa infantil profesional en Alicante, Paqui Sirvent, nos recomienda pensar en la naturalidad. Ella comenta que la playa pide prendas que no se vean forzadas, sino que se fundan con el entorno. Por ejemplo, unos vaqueros azul claro con una blusa blanca pueden ser tan acertados como un vestido vaporoso. La clave está en que todo parezca ligero, sin artificios.
El campo y los exteriores naturales
El campo tiene otro rollo. Aquí la luz suele ser más suave, los colores más terrosos y el ambiente más calmado. Es el sitio perfecto si quieres fotos cálidas y relajadas. Y como el terreno no siempre es lo más cómodo, la ropa tiene que estar a la altura.
Un vestido largo con vuelo funciona igual de bien que en la playa, pero también puedes apostar por ropa más práctica: unos vaqueros, una camisa ligera y unas botas camperas. Este estilo encaja mucho con este tipo de paisajes, donde los tonos verdes y marrones predominan.
Si hace fresco, un jersey grueso o una rebeca de punto grande con la barriga marcada debajo puede dar un resultado precioso. Aquí los colores tierra son los reyes: marrones, verdes apagados, beiges. Combinan con el entorno y hacen que tú resaltes sin desentonar.
Un detalle interesante en estas sesiones son los accesorios. Un sombrero de paja, una manta de picnic o una cesta pueden sumar sin robar protagonismo. Eso sí, menos es más: se trata de que se te vea a ti, no de montar un bodegón.
El estudio
El estudio es la opción más práctica porque puedes llevar varias prendas y cambiarlas sin problema. Además, no dependes del tiempo ni de la luz natural. Aquí todo está controlado, lo que da pie a probar más estilismos.
Muchas fotógrafas tienen su propio armario para clientas. En él, suelen incluir vestidos entallados, bodies, telas fluidas para jugar con las siluetas y hasta batas lenceras. Son prendas pensadas justo para sesiones de embarazo, y te pueden sacar de dudas si no sabes qué llevar.
Pero también puedes llevar cosas tuyas. Por ejemplo, un traje de chaqueta para un estilo más elegante y diferente. Una camisa blanca oversize con ropa interior debajo queda muy bien y nunca pasa de moda. Un conjunto de ropa interior bonito o deportivo también puede ser buena opción si buscas un look más íntimo.
El color aquí juega un papel importante. Lo mejor es apostar por tonos neutros o empolvados: blancos, beige, gris claro, azul cielo, rosa maquillaje. Evita estampados grandes, logotipos o colores demasiado chillones, porque distraen y quitan protagonismo.
Coordinar la ropa en sesiones familiares
Si en la sesión no vas sola, sino que participará tu pareja o tus hijos, lo mejor es pensar en conjunto. No hace falta que todos vistan igual, pero sí que haya una armonía. Lo ideal es que los colores estén en la misma gama y que ninguno destaque demasiado más que el resto.
Para la pareja, una opción sencilla que siempre funciona son los vaqueros con camisa o camiseta blanca. Si quieres algo un poco más formal, unos pantalones tipo chinos en tonos beige con una parte de arriba blanca o en tierra también queda genial.
Con los niños la clave es la comodidad. Si se trata del hermano mayor, evita prendas que le aprieten o que no le dejen moverse, porque en la sesión lo normal es que corra y juegue. Unos vaqueros con camiseta lisa en tonos claros suelen funcionar muy bien.
Otra idea es coordinar a toda la familia en tonos neutros. Por ejemplo, todos de blanco y beige, o todos en negro con un toque de color en los vaqueros. Lo importante es que se os vea unidos, sin que parezca que cada uno viene de un sitio distinto.
Consejos prácticos que te darán muy buenas fotos
Más allá de la ropa en sí, hay detalles que conviene no olvidar. Por ejemplo, la ropa interior. Lo ideal es llevar sujetadores sin tirantes o en tonos neutros que no se transparenten bajo la ropa. También es buena idea traer varias opciones, por si al probar en estudio alguna no encaja bien.
Otro consejo básico: prueba la ropa antes en casa. Mírate en el espejo, siéntate, camina y asegúrate de que te sientes cómoda. No esperes al día de la sesión para descubrir que ese vestido que te encanta se sube al caminar o que esos pantalones aprietan demasiado.
Lleva más de una opción. Aunque creas tenerlo claro, siempre viene bien tener un plan B. Además, cambiarse de ropa durante la sesión da variedad a las fotos sin mucho esfuerzo.
Y, por último, confía en tu intuición. Si una prenda no te convence, aunque todo el mundo diga que te queda bien, no la uses. La seguridad y comodidad que sientas es lo que de verdad va a hacer que las fotos brillen.
Vestirse para disfrutar
Escoger la ropa para una sesión de embarazo no debería estresarte. La clave es verlo como una parte divertida del proceso y no como algo que te genere nervios, porque es un momento único que merece disfrutarse desde el minuto uno. Piensa en ello como una excusa para cuidarte, probarte cosas que te hagan sentir bien y elegir lo que realmente va contigo.
No hay normas cerradas ni un único estilo correcto. Hay mujeres que se sienten cómodas con vestidos largos, otras prefieren prendas ajustadas que marquen la barriga, y también están las que apuestan por algo más informal, como unos vaqueros y una blusa. Todas esas opciones son válidas si encajan con tu manera de ser.
Lo importante es que nada te incomode. Si una prenda aprieta, molesta o simplemente no te convence, déjala fuera. La sesión no va de disfrazarse, sino de mostrarte tal y como eres en un momento tan especial. Cuando te sientes cómoda, relajada y a gusto con lo que llevas, eso se refleja en las fotos y se convierte en el mejor recuerdo.