Es muy curioso que con la cantidad de cosas que sabemos ahora, y que antes no sabíamos, no utilicemos todos esos nuevos conocimientos en el día a día. Hace cosa de un mes, una amiga entró en una especie de bache que no voy a llamar depresión (porque eso es una enfermedad que se debe diagnosticar por un profesional) pero que provocó que no estuviera bien en ningún ámbito de su vida. Estaba apática, no quería salir de casa, no tenía ganas de quedar con sus amistades, tenía que hacer grandísimos esfuerzos para levantarse e ir a trabajar, etc. Yo decidí que tenía que ayudarla.
Antes de nada he de decir que lo primero que le aconsejé es que acudiera a un profesional especializado, es decir, a un psicólogo, pero su negativa fue tan rotunda que esa posibilidad quedó bastante desplazada. No obstante, siempre debe ser este el primer paso, pues buscar ayuda no es nada malo y puede ayudarnos a sentir mucho mejor. Una psicóloga que tiene consulta online y como mi amiga no quería salir de casa le propuse también llamarla para concertar una cita a través del ordenador, tampoco quiso intentarlo. Personalmente creo que este tipo de servicio, el de consultas online, puede ayudar a personas que tienen cierta timidez o reparo ante la posibilidad de ir a un psicólogo. El problema era que en este caso siempre obtenía un “NO” como única respuesta y tampoco puedes llevar a alguien a un médico a punta de pistola, ¿no?
Intenté animarla proponiéndole de todo: vamos al cine, vamos a hacer una escapada el fin de semana, vámonos de rebajas y no conseguí una respuesta afirmativa en ningún caso, salvo cuando, hablando en su casa, me dijo que le gustaría cambiar la decoración del salón y yo me até a esa idea como loca y le propuse redecorar toda la casa. “¿Por qué no?” me contestó.
La decoración y la psicología
Inmediatamente después pensé que esa actividad podía aprovecharla en positivo pues, además de mantenerle la cabeza ocupada en algo y de conseguir que se ilusionara, yo era consciente de que existen muchas teorías sobre cómo influye la psicología en la decoración y viceversa, aunque en ese momento solo sabía a ciencia cierta que había una teoría sobre la psicología del color que quería leer atentamente.
Leí muchísimo al tiempo que visitábamos muchísimas tiendas de bricolaje y decoración. Fuimos a Bricodepot, a Leroy Merlín, pasamos horas viendo Amazon y yo, mientras tanto, leí mucho sobre psicología holística. Gracias a ello, descubrí que el baño puede convertirse en un remanso de paz gracias a una pequeña reforma y unos toques de decoración, puede ser un “spa” privado, un espacio reservado a la intimidad de una persona donde relajarse y conectar con uno mismo así que la convencí para empezar por ahí. BañoSpacio se encargó de hacer la obra porque por mucho que nosotras quisiéramos, no habríamos podido instalar la bañera que elegimos ni con todo el tiempo del mundo, pudieron cambiar la bañera por el plato de ducha en un abrir y cerrar de ojos. Pero el resto fue cosa nuestra.
El color predominante fue el blanco, con toques de azul, pues leí que esos son los colores que se asocian a la higiene y al agua, por lo que nuestro cerebro hace que nos sintamos más “limpios” rodeados por esos colores. Pusimos velas aromáticas, y pintamos los azulejos con pintura especial para no tener que gastar en alicatado. El resultado fue sorprendente.
La segunda estancia a reformar tenía que ser el salón comedor y lo primero que le propuse es tirar un tabique que estaba en medio de la sala, supuestamente para separar ambientes, y que no tenía ningún sentido, y una empresa especializada se encargó de la tarea porque el problema no era tirar el tabique, el problema era que luego en el espacio en el que estaba ubicado faltaba suelo y habría que arreglar ese trozo de pared en el que estaba pegado. Gracias a ellos todo quedo impecable en menos que canta un gallo, y nuestra mano empezó a redecorar toda la estancia.
Leí que una doctora en Diseño y Entorno Humano de la Universidad Estatal de Oregón (EEUU) quiso saber el efecto concreto de las líneas rectas y curvas del mobiliario en el ánimo de los usuarios y realizó un estudio al respecto en el que concluyo que cuanto más sinuosas eran las formas, mejor se sentían los usuarios. Por eso decidí que ese mueble de televisión simple y recto debía desaparecer y, en su lugar, instalamos un pequeño mueble minimalista con dos estanterías superiores donde predominaban las líneas curvas, aunque suaves.
Pintamos las paredes de color blanco impoluto y utilizamos los textiles nuevos que compramos para dar un toque de color en amarillo, un color que la psicología dice que es muy alegre. Pusimos cojines amarillos sobre su sofá chaiselonge gris marengo, y luego conseguimos algún toque más con un jarrón de cristal con un tono amarillo suave, dos velas aromáticas amarillas que metimos dentro de un centro de mesa que hicimos nosotras mismas con arenisca y plantas de plástico y también pusimos bien visible en una vitrina una vajilla que nunca usa por ser la típica “de gala” y que tiene un color amarillo muy divertido.
El cambio fue impresionante y lo único que hicimos fue cambiar el mueble del televisor, poner toques amarillos por el salón y quitar un tabique, ya que las paredes ya eran blancas anteriormente, solo les “lavamos la cara”.
Pues bien, no creo que fuera solo por la redecoración de su casa, yo creo que fue por mantenerse activa, por ilusionarse con algo, por mantener la cabeza ocupada en cosas y luego porque el resultado fue fantástico, pero conseguimos el objetivo inicial: que ella estuviera mucho mejor.