El estrés puede causar dolor de cabeza, malestar gástrico o dificultades para dormir. Cuando tenemos estrés nos resulta difícil relajarnos y conciliar el sueño. Muchas personas sufren problemas para dormir o insomnio debido al estrés. La Sociedad Española de Sueño (SES) con datos recabados entre los años 2018 y 2019, informa que 5,4 millones de personas sufre insomnio crónico. Y más a las mujeres que a los hombres, un 14,6% frente al 13,4%. «El insomnio tiene un efecto negativo sobre la calidad de vida», dice el doctor Manuel de Entrambasaguas, neurofisiólogo experto en medicina del sueño del Hospital Clínico de Valencia.
La alimentación influye de manera decisiva en el sueño y, si es sana, conseguiremos relajarnos y tener un mejor descanso. Los alimentos que nos ayudan a evitar el estrés son los que aportan potasio, magnesio y calcio. Lo que comemos influye en nuestro estado de ánimo porque la seratonina se produce en el intestino y quienes tienen un nivel más bajo de bacterias intestinales saludables son más propensos a mostrar síntomas de depresión y a sufrir estrés.
El queso es uno de los productos lácteos más consumidos en la dieta mediterránea, ya que aporta muchos beneficios. Varios estudios han comprobado que el queso relaja y ayuda a descansar mejor, ya que contiene una sustancia llamada casomorfinas, que actúa como un sedante y produce una sensación de bienestar. Algunos quesos se pueden consumir a diario, por lo que varias investigaciones se han centrado específicamente en analizar cómo afecta a la salud comer ciertas variedades de queso.
Los expertos explican que es idóneo consumir queso manchego elaborado con leche de oveja porque su perfil nutricional es excepcional. Además, este queso mejora el funcionamiento del sistema nervioso, gracias al calcio y al fósforo. El queso es uno de esos alimentos que podemos tomar en la cena con uvas o un poco de pan integral, por lo que esta cena nos ayudará a tener un mejor descanso.
Desde El Periódico informan que en 100 gramos de queso manchego existen unos 36 gramos de proteínas aproximadamente. La leche de oveja contiene más proteínas, calcio y vitaminas que la de vaca. Esta leche tiene vitaminas B1, B2, B6 y B12, que son esenciales en la producción de glóbulos rojos. También aporta vitamina A, que contribuye a la piel y al sistema inmunitario.
La leche de oveja es menos pesada que la de la vaca y no contiene lactosa, ya que esta se elimina durante el proceso de elaboración, por lo que es idónea para personas que tienen problemas digestivos con la leche. Además, en esta leche encontramos un 80% más de calcio que en la de vaca. Un queso se denomina manchego porque está elaborado en la Comarca de La Mancha y también por proceder de leche de ovejas de raza manchega.
Hace muchos años, esta raza de oveja se asentó en la región de la Mancha, pero no se permite cruzarla con otras razas. Estos animales se alimentan de los pastos naturales de la zona, esto permite conseguir una leche de calidad y propiedades organolépticas excepcionales para elaborar quesos manchegos naturales y sin aditivos.
Para aportar más información del queso manchego elaborado con leche cruda de las ovejas de pura raza manchega nos hemos puesto en contacto con la empresa adiano y estos expertos en este tipo de queso y que cuentan con el certificado de bienestar animal nos han explicado las características de los quesos manchegos:
-Los quesos de 1,5 kg tardan 30 días en madurar, pero los de formatos superiores necesitan un mínimo de 60 días. La maduración máxima será de 2 años.
-Se trata de un queso graso, con un sabor complejo y equilibrado. El sabor es agradable y muy característico de la oveja manchega. Los quesos más jóvenes aportan sabores más suaves y ácidos, con textura cremosa. Mientras que los más curados tienen un sabor fuerte y ofrecen una textura algo granulosa.
-El queso manchego es de forma cilíndrica y tiene una corteza dura de color amarillo o marrón.
¿Cómo degustar el queso manchego?
Para poder apreciar todas las cualidades del queso manchego, debemos degustar este alimento a temperatura ambiente pero como la temperatura no es la misma en invierno que en verano, lo mejor es degustar este queso a una temperatura entre 16º y 18º. Si lo conservamos dentro de la nevera tendremos que sacarlo unos 30 minutos antes. Una de las formas más sencillas de consumir el queso manchego es con frutas o frutos secos.
Antes de ir a dormir podemos consumir un poco de queso manchego con fruta, una rebanada de pan o un poco de miel. Los expertos explican que las frutas que combinan a la perfección con este tipo de queso son la pera, el melón, la manzana, la uva o el membrillo. ¡Ya sabemos que el queso calma el sistema nervioso y ayuda a descansar mejor!