Microbiota intestinal y la importancia de hacer actividades de relajantes

Microbiota

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Había oído algo por ahí, como de pasada, sobre la microbiota intestinal, pero la verdad es que nunca le presté mucha atención. Me pasó con eso como con el Actimel, lo que los huecos en las defensas y esas cosas… Pensaba que era otro de esos temas que se vuelven una modita pasajera y luego desaparecen para siempre. Pero resulta que era algo más importante que una promoción de marketing. Por lo visto, la microbiota intestinal bastante importante de nuestro cuerpo y que nos afecta a diario.

Me puse a investigar y, cuanto más leía, más claro tenía que esto es algo que deberíamos conocer todos. Porque literalmente influye en cómo me siento, cómo digiero los alimentos, cómo duermo, cómo me afecta el estrés… incluso en mi estado de ánimo.

Es cierto que, ahora que lo pienso, antes de empezar a saber sobre este tema y, empezar a cuidarlo como es debido, muchas veces sentía cambios de ánimo más a menudo de los que los siento ahora.

Así que, si estás leyendo esto, y te interesa un poco cuidar tu salud sin obsesionarte, sin complicaciones, sigue leyendo. Te voy a contar todo lo que aprendí sobre la microbiota intestinal de forma clara y sin rollos científicos, como si estuviéramos tomando un café.

 

¿Qué es la microbiota intestinal?

La microbiota intestinal es básicamente el conjunto de bacterias y otros microorganismos que viven dentro de nuestro intestino. La mayoría de la gente, cuando le hablas de bacterias se piensan que son malas. Solemos relacionar las bacterias con suciedad y enfermedades, pero lo cierto es que todos las tenemos, y encima resulta que son necesarias. De hecho, sin ellas, no estaríamos sanos.

Hay millones, incluso billones, de estos microorganismos ahí dentro. No los vemos, pero están trabajando todo el rato. Desde que nacemos, se empieza a crear nuestra propia microbiota. Estos microrganismos crean una especie de ecosistema funcional dentro de nosotros que ayuda a que todo esté en orden. Y lo que comemos, el estilo de vida que llevamos, si tomamos medicamentos, si dormimos bien o mal… todo eso influye en cómo está ese ecosistema.

Entonces todo lo que hagamos, hace que cambie con nosotros. A veces está equilibrado, y otras no tanto. Y eso se nota.

 

¿Para qué sirve la microbiota?

Cuando me enteré de que la microbiota tiene un montón de funciones clave, me sorprendí. Estas son las cosas que hace y que me hicieron entender por qué es tan importante cuidarla:

Me ayuda a digerir bien la comida

Hay alimentos que mi cuerpo no puede digerir solo, especialmente los que tienen fibra. Pero la microbiota sí puede hacerlo. Lo transforma en sustancias que ayudan a mantener sano mi intestino. O sea, no es solo que no me hinche, es que hay un proceso real detrás de esa sensación de bienestar.

Refuerza mis defensas

Nunca me había planteado que mi intestino tuviera tanto que ver con mi sistema inmunológico. Pero resulta que sí. La microbiota ayuda a defenderme de virus y bacterias que pueden hacerme daño. Es como una capa más de protección que trabaja en silencio.

Fabrica vitaminas

Esto tampoco lo sabía: hay bacterias en mi intestino que producen vitaminas que necesito, como la K o algunas del grupo B. Pensaba que todo eso venía solo de la comida, pero mi cuerpo también tiene sus propios fabricantes internos.

Influye en cómo me siento

Aquí fue donde me voló la cabeza. Existe una conexión directa entre el intestino y el cerebro. O sea, lo que pasa en mi barriga, afecta a mi estado de ánimo. Si tengo la microbiota desequilibrada, me puedo sentir más ansioso, más bajoneado, con menos energía o incluso con la mente nublada. Y no es cosa mía, es algo real que está más que comprobado.

 

¿Qué pasa cuando la microbiota no está bien?

Yo lo noté primero por el estómago. Me sentía hinchado, con gases, a veces estreñido, otras veces con urgencias. Pero también empecé a sentirme más cansado, más irritable y sin ganas de hacer cosas. Dormía mal, me costaba concentrarme, y por más que intentaba comer bien, no notaba mejoría. Era como si algo dentro de mí no estuviera funcionando del todo.

Resulta que eso es algo común cuando hay un desequilibrio en la microbiota. Se llama disbiosis, aunque no me gusta mucho usar ese tipo de palabras. En resumen: algo no va bien ahí dentro. Y ese algo afecta a muchas cosas más allá del estómago.

Hay muchas causas posibles: comer mal, abusar de comida procesada, tomar antibióticos sin control, no moverse mucho, dormir poco, vivir con estrés… todo eso suma. Y cuando la microbiota se altera, lo notas. A veces te acostumbras a esos síntomas y piensas que es normal, pero no lo es. Sentirte bien no debería ser una excepción, y muchas veces el origen está justo ahí, en el intestino.

 

El test de microbiota intestinal, una posible solución para descubrir que algo no va bien

Una de las cosas más útiles que aprendí fue que existía el test de microbiota intestinal. Lo descubrí cuando llamé a la empresa Alyan Salud, médico digestivo privado en Collado Villalba. Ellos me contaron que existe una prueba que te dice cómo está tu microbiota. Yo me hice uno y aprendí un montón sobre lo que pasaba en mi cuerpo.

¿Cómo se hace?

Es más fácil de lo que suena. Yo lo pedí por internet, me llegó un kit a casa y recogí una pequeña muestra de heces (sí, no es glamuroso, pero tampoco es tan dramático como parece). Luego lo mandé de vuelta al laboratorio con el sobre que te dan, y en unas semanas me mandaron los resultados.

¿Qué información da?

Me sorprendió todo lo que puede decirte un simple análisis:

  • Me mostró qué bacterias tenía en mi intestino y en qué proporción.
  • Me dijeron si había variedad (spoiler: eso es bueno).
  • También si tenía bacterias poco recomendables o si me faltaban algunas importantes.
  • Y lo mejor: me explicaron cómo estaba afectando eso a mi salud, y qué podía hacer para mejorar.

¿Para qué me sirvió?

Gracias a ese test, pude cambiar mi alimentación de forma mucho más específica. Dejé de probar dietas genéricas que no me hacían nada y empecé a incorporar alimentos que ayudan a mi microbiota. También me recomendaron probióticos concretos, no cualquiera, y noté mejoras en pocas semanas.

No es que el test sea una solución mágica, pero sí que es una herramienta muy útil si quieres mejorar de verdad, desde la raíz. Yo lo recomendaría, sobre todo si llevas tiempo con molestias digestivas o te sientes raro sin saber por qué.

 

Qué hago ahora para cuidar mi microbiota

Desde que entendí todo esto, cambié algunos hábitos y añadir actividades relajantes en mi rutina. No soy perfecto, ni lo intento, pero hay cosas que me funcionan y me hacen sentir mejor. Tampoco se trata de vivir obsesionado, pero sí de hacer pequeños cambios que, con el tiempo, marcan la diferencia.

  • Como más alimentos con fibra: muchas verduras, legumbres, cereales integrales. No es una dieta estricta, pero intento incluirlos todos los días. Si un día no me apetece, no pasa nada, pero intento compensarlo en otro momento.
  • Evito los ultraprocesados: no los he eliminado, pero los dejo para ocasiones puntuales. Antes eran lo normal, ahora son lo raro. Me di cuenta de que me sentía peor después de abusar de ellos.
  • Tomo probióticos y prebióticos cuando los necesito. Y no cualquiera, sino los que van con lo que necesito. No sigo modas, sino lo que realmente me viene bien según cómo esté mi microbiota.
  • Duermo mejor: no me acuesto tan tarde, y si descanso bien, todo mi cuerpo funciona mejor. Antes subestimaba el sueño, ahora lo priorizo.
  • Me muevo todos los días: aunque sea salir a caminar 30 minutos. El ejercicio también ayuda a la microbiota. No hace falta matarse en el gimnasio, pero el cuerpo necesita moverse.
  • Intento vivir con menos estrés: no siempre lo consigo, pero hago pausas, respiro, me tomo las cosas con más calma. También me doy permiso para desconectar sin sentir culpa, que eso también suma.

No sigo una fórmula mágica, pero sí trato de escuchar más a mi cuerpo y cuidarlo con cosas simples que, al final, tienen un impacto real.

 

Hay que cuidar lo que comemos

Aprender sobre mi microbiota me cambió la forma de ver la salud. No va a bastar con ir al médico cuando estoy mal. Tengo que entender cómo funciona mi cuerpo, cómo me afecta lo que como, lo que siento, lo que vivo día a día.

La microbiota es algo que puedes sentir si está bien o no. Yo lo noté en mi energía, en mi digestión, en mi cabeza.

Y aunque no hay una receta mágica, el primer paso fue informarme. Después, el test me dio claridad. Y luego, poco a poco, fui cambiando hábitos que hoy me ayudan a vivir mejor.

Si has llegado hasta aquí, ya sabes más de lo que sabía yo al empezar. Y si te animas a mirar hacia dentro, seguro que también encuentras cosas que puedes mejorar.

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